18De hecho, el
mensaje de la Cruz para los que se pierden resulta una locura; en cambio, para
los que se salvan, para nosotros, es un portento de Dios, 19pues dice la
Escritura:
Anularé el saber
de los sabios,
descartaré la
cordura de los cuerdos (Is 29,14)
20¡A ver un sabio, a ver un letrado, a
ver un estudioso del mundo este! ¿No ha demostrado Dios que el saber de este
mundo es locura? 21Mirad, cuando Dios mostró su saber, el mundo no reconoció a
Dios a través del saber; por eso Dios tuvo a bien salvar a los que creen con
esa locura que predicamos. 22Pues mientras los judíos piden señales y los
griegos buscan saber, 23nosotros predicamos un Mesías crucificado, para los
judíos un escándalo, para los paganos una locura; 24en cambio, para los
llamados, lo mismo judíos que griegos, un Mesías que es portento de Dios y saber
de Dios: 25porque la locura de Dios es más sabia que los hombres, y la
debilidad de Dios más potente que los hombres.
26Y si no, hermanos, fijaos a quiénes
os llamó Dios: no a muchos intelectuales, ni a muchos poderosos, ni a muchos de
buena familia; 27todo lo contrario: lo necio del mundo se lo escogió Dios para
humillar a los sabios; y lo débil del mundo se lo escogió Dios para humillar a
lo fuerte; y lo plebeyo del mundo, lo despreciado, se lo escogió Dios: lo que
no existe, para anular a lo que existe, 29de modo que ningún mortal pueda
enorgullecerse ante Dios.
30Pero de él viene que vosotros,
mediante el Mesías Jesús, tengáis existencia, pues él se hizo para nosotros
saber que viene de Dios: honradez y, además, consagración y liberación, 31 para
que, como dice la Escritura: "El que está orgulloso, que esté orgulloso
del Señor" (Jr 9,22).
EXPLICACIÓN.
18-31. El interés
principal de Pablo es exponer la doctrina de la cruz, la de un salvador
crucificado. Perderse o salvarse dependen de la actitud del hombre: los que se
salvan (18) son los que toman por modelo la entrega de Jesús para salvar a la
humanidad. No se llega al conocimiento de Dios por vía meramente intelectual,
se requiere una opción que permita al hombre recibir la comunicación divina
(19).
El
sabio corresponde más bien a la cultura pagana; el letrado, a la judía; el
estudioso o "disputador" puede aplicarse a los dos (cf. Hch 6,9;
9,29; 28,29), aunque no hay que precisar demasiado. El mundo este, expresión
peyorativa, designa la sociedad existente y se opone al mundo futuro (20). La
inteligencia humana no ha comprendido el saber y amor de Dios manifestado en la
creación (cf. Rom 1,19s); por eso Dios, para darse a conocer, ha escogido el
mensaje de la cruz, manifestación "escandalosa" de su amor a los
hombres (cf. v.1) (21). Los judíos no lo entienden: ellos esperaban un Mesías
con poderes milagrosos; la muerte del Mesías, Jesús, que consideran un fracaso,
es para ellos un escándalo. Los griegos buscan sabiduría, es decir, la verdad
en términos filosóficos; que la divinidad pudiera manifestarse en un ejecutado
es para ellos locura (22-23). Para los cristianos (24), la experiencia de
salvación que han tenido por dar su adhesión a ese crucificado, los convence de
que él representa la sabiduría y fuerza de Dios, incomparablemente superior a
la humana (25).
Si la
doctrina de la cruz hubiera de conocerse por especulación intelectual, no
existiría esta comunidad de gente humilde (26-29). Ellos lo deben todo a Dios,
y su existencia confunde al orgullo del mundo. Jesús les ha dado todo lo que
son y él lo es todo para ellos (30). De ahí que su único orgullo haya de ser
pertenecer al Señor (cf. Jr 9,22s) (31).
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