lunes, 5 de marzo de 2012

1 CARTA A LOS CORINTIOS. LA CONCIENCIA DEL APÓSTOL. 4,1-5.

        1Según esto, que se nos considere a nosotros servidores de Cristo y encargados de anunciar los secretos de Dios, 2y en tal supuesto, lo que al fin y al cabo se pide a los encargados es que sean de fiar.
             3Sino que a mí me importa muy poco que me exijáis cuentas vosotros a un tribunal humano; más aún, ni siquiera yo me las pido; 4pues aunque la conciencia no me remordiese, eso no significaría que estoy absuelto; quien me pide cuentas es el Señor.
            5Por consiguiente, no juzguéis nada antes de tiempo, esperad a que llegue el Señor: él sacará a la luz lo que esconden las tinieblas y pondrá al descubierto los motivos del corazón. Entonces cada uno recibirá su calificación de Dios.

EXPLICACIÓN.

1-5.      Consecuencia: Si cada uno de los predicadores es un agente de Dios, encargado por él, no tiene que rendir cuenta más que al que le ha dado el encargo. Se ve que la división llevaba también a juicios comparativos entre los considerados como cabecillas (Pablo, Apolo, Pedro) y que se habían emitido juicios desfavorables contra Pablo.

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