miércoles, 29 de febrero de 2012

1 CARTA A LOS CORINTIOS. CONTENIDO.

  Tal variedad de temas no permiten un desarrollo sistemático, como es el caso de la carta a los Romanos. Sin embargo, precisamente la variedad de sujetos tratados da ocasión a que muchas concepciones teológicas de Pablo salgan a la superficie. Expongamos las más actuales.

        En primer lugar hay que subrayar la importancia del testimonio de unión entre los cristianos, por encima de partidismos (1-3) y aun del perjuicio económico (6,7). La unión es el testimonio que ha de dar la Iglesia en un mundo dividido, y este testimonio puede exigir sacrificios. Notemos la paciencia de Pablo con los que yerran, pues ni siquiera amenaza de excomunión a los que negaban la resurrección; por el contrario, se toma tiempo para enseñarles con paciencia y argumentos -no autoritariamente- lo que concierne a la fe cristiana.

      Ante una comunidad inmadura trata Pablo de educarla, no de imponerse a ella. Muestra energía, pero no autoritarismo. Da razones para que se convenzan de lo absurdo de sus partidismos (3,5-9), les atribuye el papel de juzgar a un individuo indigno (5,12), les explica el contrasentido de la fornicación (6,12-20), aduce argumentos para mostrar su calidad de apóstol y su desinterés (9,1-18), explica su aparente oportunismo (9,19-23), les inculca la necesidad de una autodisciplina para no invalidar la fe (9,24-10,11), remitiéndose a su sensatez (10,15); expone sus argumentos, bastante flojos por cierto, para oponerse a la libertad de las mujeres en las asambleas (11,2-16); para evitar envidias y sentido de superioridad, explica la naturaleza de la Iglesia con la imagen del cuerpo (12,12-31) y expone largamente la utilidad relativa de los diferentes carismas (14,1-33).

      Distingue cuidadosamente lo que es orden del Señor y consejo suyo personal (7,10.12); en vez de dar órdenes, propone su propio ejemplo (4,16; 10,33-11,1), y cuando se muestra enérgico, no es para imponerse él, sino para llevar a todos a seguir a Jesús (3,21-23) o a evitar costumbres que podrían neutralizar el testimonio (11,2-16).

      Un punto de la mayor importancia es la aceptación y aplicación del principio de la libertad cristiana. Siempre enseñó Pablo la liberación total del hombre efectuad por Cristo y que el objetivo de la libertad es el mutuo servicio por amor (Gál 5,1-13). Pero en esta carta se le presentan casos concretos de su mal uso. Acepta plenamente el eslogan corintio, quizá aprendido de él mismo, consecuencia de su doctrina de la abolición del régimen de la Ley, pero lo pone en su verdadero contexto: la libertad la da Cristo para que sea posible amar al prójimo sin trabas. Por eso el uso irresponsable de la libertad, que se opone a la propia realización, no es cristiano (6,12); lo mismo el uso que impide el crecimiento de los otros, que los hiere, los turba o los extravía (10,23-11,1). La libertad cristiana es total, pero está guiada por el sentido de la responsabilidad a sí mismo y a los demás, pues su objetivo es el amor mutuo, ayudar a los demás a su crecimiento. Esto está magníficamente expresado en el elogio del amor (13,1-13). El hombre que no ejercita el amor hacia los demás, que no se siente responsable del bien, de la realización de los demás, no tiene calidad por muchos dones que posea (13,1-3). La estatura moral del cristiano no se mide por observancias, por método de vida, por devoción o piedad, sino por la fe que se traduce en amor (Gál 5,7); tal es la doctrina de 1 Cor. Vemos aquí la respuesta al inmoralismo de que se acusaba a Pablo: el amor fraterno, como norma de vida, es mucho más exigente y penetrante que cualquier observancia de código, según la doctrina de Jesús mismo (Mt 7,12).

        Sólo la libertad, fuertemente afirmada por Pablo, permite olvidarse de sí para hacer bien a los demás en cualquier circunstancia en que se encuentren (9,19-23). El que no es libre no puede amar hasta el final.

       En relación con la doctrina del amor y la unión que penetra toda la carta, está la celebración de la eucaristía. Ésta, como expresión y alimento del amor fraterno, resulta imposible cuando en la comunidad se practica la injustica o se muestra desprecio (11,21-22). No es, pues, la eucaristía para Pablo una devoción individual, sino una expresión comunitaria, una presencia del Señor en medio del grupo cristiano, para recordarle, por la proclamación de su muerte, el compromiso del amor universal que profesa,  y sostenerlo en él con la eficacia del Espíritu.

       Muy interesante también es la concepción eclesiológica de la carta. La Iglesia es un cuerpo, cuyos miembros colaboran entre sí ofreciendo para el bien común las capacidades que Dios les ha dado (12,7.22-23). El papel de cada uno de los miembros, aún de los más importantes, como los apóstoles, no es colocarse por encima de los demás, sino ayudarles a pertenecer totalmente a Jesús (3,21-23). La dirección de la comunidad de Corinto no está encomendada en esta época a individuos determinados, la Iglesia va madurando a base de la colaboración de las diferentes aptitudes.

       La vuelta de Jesús es considerada inminente (7,29; 15,51); por esto se pide una actitud despegada respecto a la realidad del mundo (7,29-31). Este consejo tiene, sin embargo, su validez perenne: el valor supremo para el hombre es el reinado de Dios; todos los demás le están subordinados.

       Una palabra sobre los dones carismáticos: la profecía (14,1-5.24), es decir, hablar o predicar inspirados por el Espíritu es un carisma que responde a las necesidades de la comunidad (14,3), sea para corregir abusos como para abrir horizontes. Hablar en lenguas arcanas es un don dado para el bien del individuo (14,2.4), ejercitable a voluntad, en que éste se expresa en una serie de sonidos ininteligibles para él mismo, pero que a veces son reconocidos como una lengua por otros que lo entienden. En ocasiones el que habla en lenguas se siente movido a pronunciar un mensaje en voz alta, para la comunidad; en cuyo caso otro debería recibir la traducción del mensaje (14,5.13).

        Nadie pone en duda la autenticidad de esta carta. Aunque algunos han querido ver en algunas secciones fragmentos de escritos diferentes, sus tesis han sido efímeras.

        El estilo de la carta es vivo, pintoresco y claro.      

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